LA SABIDURÍA Y EL PORQUÉ DE LA CREACIÓN DEL SER HUMANO

Aquí deviene la respuesta a una pregunta razonable y lógica: ¿Cuál es el motivo de la creación del ser humano, quien fue honrado por Dios, concediéndole la capacidad de utilizar responsablemente todo lo que existe en la creación? ¿Cuál es el objetivo de su creación?

El Generoso Corán explica la sabiduría que encierra la creación del ser humano en forma clara, para no dejar lugar a conjeturas ni especulaciones. El Sagrado Corán explica que fuimos creados por un motivo grandioso, por el cual Dios creó los cielos y la Tierra, por el cual creó el Paraíso y el Infierno. Este es la adoración de Dios, Uno y Único, sin copartícipes, como lo explica con Sus palabras: No he creado a los yinnes y a los seres humanos sino para que Me adoren. No pretendo de ellos ningún sustento ni quiero que Me alimenten, ya que Dios es el Sustentador, el Fuerte, el Firme. (51:56-58)

La vida no es como opinan los ateos y los materialistas (cuya doctrina se basa en la creencia de la perpetuidad de la materia), que no habrá Resurrección, ni cómputo de las obras, ni castigo, sino, que piensan que todo se remite a vida y muerte y nada más luego de ella, como Dios explica acerca de ellos: Dicen: “Solo existe esta vida. Viviremos y moriremos una sola vez. El tiempo es quien acaba con nosotros”. Pero no poseen un conocimiento certero sobre lo que dicen y no hacen más que conjeturar. (45:24)

Qué difícil para una persona llevar una vida con esta ideología, qué duro para quien piensa de esta manera, porque al igual que se necesitan saciar las necesidades físicas, también las necesidades espirituales, lo cual no se puede alcanzar salvo a través de conocer a Dios, y esto no se consigue sino a través de conocer el mensaje que trajeron los profetas.

El ateísmo y la negación de la Resurrección no son palabras que surgieron en esta época, sino que son ideas transmitidas desde la antigüedad, de generación en generación, captadas por aquellos a quienes Dios encegueció sus ojos y no pueden ver la Verdad, decretó para ellos el desvío debido al rechazo por la guía divina y dejarse llevar por la suposición en asuntos donde no hay lugar para conjeturas. Dios dice: Y les envié un Mensajero de entre ellos [que les dijo]: “Adoren solamente a Dios, ya que no existe otra divinidad salvo Él. ¿Es que no van a tener temor [de Dios]?” Pero [nuevamente] los magnates de su pueblo que no creyeron y desmintieron el Día del Juicio, a pesar de que les había concedido una vida llena de riquezas, dijeron [a los más débiles]: “Éste es un mortal igual que ustedes, come lo que comen y bebe lo que beben. Si obedecen a un ser humano como ustedes, serán unos perdedores. ¿Acaso les promete que luego de que mueran y sean polvo y huesos, van a ser resucitados? ¡Qué lejos está de la realidad lo que él les promete! No hay otra vida más que la mundanal; vivimos, morimos y jamás seremos resucitados”. (23:32-37)

Los seres humanos al principio constituían una sola nación, unidos, sin discrepancia, esto se debía a que eran una sola sociedad con un número limitado de personas, pero luego que los hijos de Adán se multiplicaron y se les hizo estrecha la vida en dicha sociedad, muchos se vieron obligados a trasladarse y viajar por la Tierra, para procurarse el sustento. El Corán explica esta realidad: La humanidad conformaba una sola nación, pero luego discreparon y se dividieron. Si no fuera por el designio de tu Señor, ya habrían sido juzgados. (10:19)

El resultado de esta separación de la gente y diseminación por la Tierra fue la diversificación de los idiomas y las costumbres, además, el alejamiento de la fuente de la creencia primigenia. Por la misericordia divina con la humanidad es que no castiga a nadie salvo después de haberles enviado Mensajeros que les guiasen, y los prevenían del camino del desvío, por ello, no hay nación sin que en alguna época le llegase el Mensaje y un Mensajero, así lo explica claramente Dios, bendito y enaltecido sea, con Sus palabras:Te he enviado con la Verdad, como albriciador y amonestador; no hubo ninguna nación a la que no se le haya enviado un amonestador. (35:24)

Dios glorificado y enaltecido sea, enviaba los Mensajeros y los Profetas de tiempo en tiempo, para que la gente regresase a la fe monoteísta, a su Señor, a su correcta adoración, luego que se habían apartado de su doctrina. Todos, desde el primero al último, transmitieron el mismo mensaje, es decir, el monoteísmo puro, que Dios es Uno y Único, a Quien se debe adorar, en Quien creer y recordar, obrar acorde a esta fe, y no creer en todo lo que implique adoración a otro en vez de Dios, porque Él dice: Envié a cada nación un Mensajero [para que los exhortara a] adorar a Dios y a rechazar la idolatría. Algunos de los pueblos fueron guiados por Dios, y a otros se les decretó el extravío. ¡Viajen por el mundo y observen cual fue el destino de quienes desmintieron [Mis signos]! (16:36)

Estos Mensajeros fueron enviados por Dios, glorificado y enaltecido sea, para que la gente no tuviese argumentos ante Dios después de la venida de dichos Mensajeros, como lo informa el Creador: A los Mensajeros los envié como anunciadores de albricias y como amonestadores, para que [la humanidad] no tuviera argumento alguno ante Dios [por haber rechazado el mensaje]. Dios es Poderoso, Sabio. (4:165)

Sabiendo que todos los Mensajeros y Profetas eran seres humanos que no poseían en absoluto atributos divinos no hubo ninguna diferencia entre ellos y las demás personas salvo que Dios los preservó del error en cuanto a la transmisión de Su Mensaje y que los particularizó con determinados milagros para que sus pueblos les creyesen y supiesen sobre la verdad de sus Mensajes y profecías. Dios, enaltecido sea, dice: Todos los Mensajeros que envié antes de ti [¡oh, Muhámmad!] se alimentaban y caminaban por el mercado [procurando su sustento]. Los ponemos a prueba unos con otros, para que se evidencie quién es paciente. Tu Señor lo ve todo. (25:20)

Dios explica que tuvieron esposas y descendencia, para que nadie piense que eran diferentes a los demás seres humanos. Dios, enaltecido sea, dice: He enviado a otros Mensajeros antes de ti, y les concedí esposas e hijos. Ningún Mensajero podría presentar un milagro salvo con el permiso de Dios. Cada asunto está registrado en un Libro. (13:38)

No poseían divinidad ni señorío, no tenían poder sobre la creación, no podían hacer nada por ellos mismos ni por nadie, es decir, perjudicar o beneficiar (que son atributos divinos), dar la vida, la muerte, o resucitar a alguien. dice Dios, enaltecido sea, informando acerca de su Mensajero Muhammad (con él sea la paz y las bendiciones): Diles [oh, Muhámmad]: “No poseo ningún poder para beneficiarme ni perjudicarme a mí mismo, salvo lo que Dios quiera. Si tuviera conocimiento de lo oculto tendría abundantes bienes materiales y no me alcanzaría nunca un mal. Yo solo soy un amonestador y albriciador para la gente que cree”. (7:188)